Martes, 30 Abril 2024 13:20

"La fase 2 del gobierno, el temor de Cristina y el dilema de la oposición"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

En una encuesta publicada hoy y realizada por la consultora Equipo Mide que trabaja en el mercado hispano, cuando se consulta quién es el líder de la oposición en Argentina, un abrumador 50% contesta “ninguno”.

Esta respuesta que según el periodista Eduardo Paladini fue festejada por el gobierno, tiene diferentes lecturas.

Por un lado, revela hasta qué punto la elección de Javier Milei implicó una interpelación a todos los dirigentes y signos políticos. A dos décadas de la crisis de 2001 y en una situación igual o peor de crítica, la sociedad produjo un “que se vayan todos” que aún está en desarrollo y que derivará en la jubilación de algunos políticos y en el surgimiento de nuevos líderes. Pero el hecho de que aparezca ese desierto frente a Milei, marca la confianza bajo cero en la que ese proceso tiene lugar. Y tal vez termine explicando tanto la reticencia a aprobarle su primera ley como la final aceptación de parte de sus reformas en la segunda versión de la Ley Bases.

Que Cristina Kirchner aparezca como la segunda líder luego del presidente, pero de un núcleo duro mucho más minoritario, que se achica a un 20%, también explica la poca incidencia de su última aparición. Lo que emerja en algún momento como oposición a Milei también tendrá otra forma, que no es la de Cristina Kirchner, al menos según estos números. En Argentina se está construyendo una polarización diferente y desafía a quienes quieren protagonizarla a comprender a una sociedad que se plantea como un enigma.

La soledad en que transita Milei su liderazgo tampoco es del todo buena. Por un lado, al Presidente, le da tiempo y lo hace depender de sí mismo y de los resultados de sus políticas. También lo ayuda a condicionar a la oposición desde una debilidad parlamentaria sin antecedentes como la que tiene. El problema de jugar solo es que pueden faltar estímulos para detectar errores o tener exceso de confianza por un motivo paradójico en el caso de un libertario: ni más ni menos que la falta de competencia.

El caso de la protesta a favor de la universidad pública es un gran ejemplo de esto. El gobierno llegó a advertir el enojo de un amplio sector sólo con la marcha puesta, es decir tarde. Un filoso analista decía al ver la foto de la ministra Sandra Pettovello con el rector de la UBA Ricardo Gelpi: “Esta foto a tiempo, hubiera evitado la marcha”. Aunque el gobierno haya reaccionado con premura la marcha marcó un punto de inflexión y terminó con el invicto, que traía frente a sus opositores. El gobierno, al principio, sólo relacionó el reclamo con algunos políticos impresentables que lo traccionaban y no pudo leer el trasfondo de un consenso social. Al no haber líderes que le hagan sombra al presidente, por ahora, el gobierno está obligado a poder interpretar directamente los límites que le pone la sociedad y ese mecanismo casi plebiscitario puede implicar llegar a los problemas cuando ya es demasiado tarde, es decir cuando una masiva expresión social se construye para indicarlo.

Estos primeros meses de gobierno estuvieron de alguna manera marcados por la tensión entre la política tradicional que Milei llama peyorativamente “casta” y el gobierno que basó su éxito en destronarla. La idea de casta aparece como una luz intermitente que flashea cuando queda al desnudo algún privilegio. También la usan irónicamente los que se sienten ajustados sin ser ningún sector privilegiado. “Al final parece que la casta son los jubilados”, dicen quienes critican la licuación de los haberes en crudo contraste con el dietazo de los senadores. Es inútil explicar que a los senadores no les aumentó el sueldo Milei. Todo lo que sea casta, la gente se lo va a cobrar a él.

¿Qué viene ahora, luego de la media sanción de la Ley Bases en la cámara de diputados? Hubo muchas lecciones aprendidas por parte de los diputados dialoguistas y del gobierno que finalmente cedió a negociar. Ahora vendrá una etapa en la que serán clave los gobernadores. Pensando en el senado es que el gobierno advirtió que no invitará al Pacto de Mayo a los gobernadores que no apoyen. Allí buscará romper la hegemonía kirchnerista en el bloque de senadores peronistas y presionar con la billetera. No es casualidad que Cristina Kirchner haya reaparecido para criticar la ley. Ella sabe que puede quedar en evidencia que su influencia no es la que era o directamente la decadencia de su liderazgo. ¿Qué pasaría si los tucumanos, los cordobeses y los santiagueños votaran a favor de la iniciativa por ejemplo? En esa trama de seducción al peronismo aparece la controvertida figura de Ariel Lijo, un juez que logra intrigantes lealtades en la vieja casta.

Si se logra la aprobación de la ley, por un lado habrá una consolidación de la gobernabilidad, que dicho sea de paso era algo que pedía el Fondo Monetario. “El presidente ya no tendrá excusas para culpar a la casta de lo que no puede hacer”, lanza un opositor. Más allá de que Javier Milei y su ministro de economía aseguraron una y otra vez estar preparados para gobernar sin el congreso, saben la importancia del consenso político incluso para atraer nuevas inversiones. Una cosa es una dosis de conflicto político, la otra es un bloqueo al gobierno con la incertidumbre que eso genera para los inversores.

La Ley será la llave también para entrar a otra fase del plan económico que tiene que ver con replantear la política cambiaria para poder abrir el cepo, lo que incluye un acuerdo con el Fondo y encender los motores de la economía para lo que el gobierno apuesta en parte a la modernización que trae la ley en materia laboral y de incentivos a grandes inversores. También vendrá la prueba de sostener la baja del gasto público, con la recaudación afectada por la recesión. Levantar el cepo, por ejemplo, implica perder el impuesto País, por eso es importante asegurar la financiación del estado antes de levantarlo.

Si esta fase fallara de nada habría servido la primera. Por eso Cristina Kirchner también quiso petardear la ley y meter cizaña diciendo que este sacrificio que está haciendo la sociedad es para nada.

A los únicos que no les conviene que Milei salga airoso es al kirchnerismo y a la izquierda. El resto de la oposición deberá reconstruirse de cara a nuevas demandas de una sociedad que va por delante de sus políticos y necesita el tiempo para descifrar esos parámetros y también reconciliarse con quienes desconfían.

Ayer, una multitud de alumnos del secundario presenció una conferencia sobre emprendedurismo. El tema central fue ayudarlos a encontrar algo que los apasione para tener motivación. ¿Cuántos políticos son capaces de entender sus problemas y de darles soluciones?